Estrategias para evitar riesgos fiscales ante una auditoría del SAT

Evitar riesgos fiscales no solo implica pagar impuestos a tiempo, sino adoptar estrategias que garanticen una correcta gestión tributaria. Desde la automatización de procesos hasta la adecuada clasificación de ingresos y egresos, cada detalle cuenta para minimizar errores y optimizar la carga fiscal.

En este artículo, exploraremos las mejores prácticas para mantener una relación sana con el SAT y operar con total tranquilidad.

Equipo Siempre Al Día

Actualizado el: 10 Feb 2025

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7 min de lectura

Estrategias para evitar riesgos fiscales

Dada la estricta y veloz vigilancia electrónica del SAT, ¿qué pueden hacer las Pymes y despachos contables para mantener su contabilidad en orden y minimizar riesgos? A continuación, presentamos algunas estrategias para evitar riesgos fiscales, adelantándose a las discrepancias que puedan surgir y asegurar el cumplimiento fiscal en este entorno digital:

Llevar una contabilidad al día y conciliada

Es fundamental mantener registros contables precisos y actualizados de todas las operaciones. Cada ingreso, gasto, pago y retención debe estar debidamente registrado en la contabilidad. Además, se recomienda realizar conciliaciones periódicas entre la información interna y la reportada al SAT (es decir, cruzar regularmente los CFDI emitidos / recibidos, contra las declaraciones de IVA, ISR, nómina, etc.), para detectar y corregir cualquier diferencia antes de que la autoridad la señale​. Un control riguroso de libros contables, junto con revisiones mensuales o trimestrales de congruencia, ayudará a identificar omisiones a tiempo.

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Conservar y organizar todos los comprobantes fiscales

Toda factura electrónica de ingreso o gasto, así como los CFDI de nómina, complementos de pago y demás comprobantes, deben almacenarse ordenadamente. Es recomendable implementar un sistema (digital) de archivo donde por cada póliza contable se relacione su CFDI correspondiente. Contar con «todos y cada uno de los comprobantes que respaldan las operaciones de la empresa»​ brinda certeza de que nada falta por registrar. En caso de una revisión, tener la documentación completa y organizada facilita responder rápidamente. Así mismo, es importante asegurarse de que la contabilidad electrónica (catálogos, balanzas) refleje fielmente esas transacciones y esté lista si el SAT la solicita.

Aprovechar herramientas tecnológicas de control fiscal

Actualmente existen softwares y servicios en la nube que ayudan a los contribuyentes a validar su cumplimiento antes de enviar sus declaraciones. Por ejemplo, soluciones que descargan todos los CFDI del portal del SAT y los comparan contra la contabilidad interna, identificando diferencias de inmediato. Utilizar estos sistemas de conciliación automatizada de CFDI puede ser de gran ayuda para las Pymes y despachos.

El SAT mismo ofrece utilidades (como el Visor de nómina, Visor de deducciones, etc.) y hay herramientas privadas para verificación masiva de facturas. Implementar una plataforma que permita validar facturas (emisión, cancelación, vigencia) y almacenar comprobantes agiliza el control​. En palabras simples: deje que la IA trabaje a su favor también – aprovechar la tecnología para auto-auditarse reduce sorpresas desagradables.

Declarar la totalidad de los ingresos y operaciones

Puede sonar obvio, pero es crucial recalcarlo: no omitir de las declaraciones ningún ingreso amparado en un CFDI. Cada peso facturado debe eventualmente reflejarse en las declaraciones de impuestos correspondientes. El SAT cruza cada factura emitida; si alguna no «cuadra» con los ingresos declarados, lo detectará inmediatamente​. Por tanto, se debe evitar la tentación de dejar ventas fuera de la contabilidad.

Del mismo modo, no inflar gastos ni deducciones con facturas inexistentes: todas las deducciones deben estar soportadas por CFDI reales y verificados. La congruencia entre lo facturado y lo declarado es la primera línea de defensa ante la fiscalización electrónica.

Enterar correctamente las retenciones de impuestos

Las empresas que actúan como retenedoras (por ejemplo, de ISR a empleados, ISR a honorarios, IVA a proveedores) deben ser sumamente diligentes en calcular, declarar y pagar esas retenciones en tiempo y forma. Cualquier disparidad entre lo retenido (según los recibos o CFDIs) y lo efectivamente enterado al SAT será detectada por los cruces automáticos​. Para evitarlo, implemente controles internos para verificar, antes de cada declaración, que el monto de retenciones por pagar coincida exactamente con la suma de comprobantes de nómina/honorarios emitidos. Esto incluye presentar declaraciones en ceros si no hubo retenciones en un período, con tal de no dejar “huecos” que pudieran interpretarse como omisión.

Administrar adecuadamente la cancelación de CFDI

Si por alguna razón válida se requiere cancelar una factura electrónica (por ejemplo, la operación se anuló, hubo un error en los datos, etc.), se debe seguir el procedimiento correcto: cancelar dentro del plazo permitido y, de ser necesario, emitir un CFDI sustituto. Más importante aún, reflejar dicha cancelación en la contabilidad y declaraciones. Es decir, si ya se había registrado ese ingreso o deducción, realizar los ajustes correspondientes (por ejemplo, notas contables, declaraciones complementarias). Cancelar un CFDI sin hacer los ajustes deja una inconsistencia entre los CFDI (donde ya no existe esa factura) y la declaración original (que sí la incluyó), lo cual el SAT marcará como irregular. Por ello, evite cancelaciones injustificadas, la cancelación masiva de facturas con fines de evasión es identificada por el SAT como comportamiento anómalo​ y puede detonar auditorías.

Verificar a las contrapartes comerciales (clientes/proveedores)

Las Pymes deben hacer una diligencia debida básica sobre con quién hacen negocios, especialmente en lo referente a proveedores. Incorporar en sus procedimientos la revisión periódica de las listas negras del SAT (69-B) para asegurarse de no estar recibiendo facturas de empresas fantasma. Si un proveedor aparece en la lista de EFOS, sus facturas no tendrán validez fiscal y vincularse con ellos puede acarrear auditorías. La recomendación es “no relacionarse con malas compañías” en términos fiscales​. Utilice las herramientas en línea del SAT para consultar RFCs suspendidos o listados, y en caso de detectar que algún cliente o proveedor suyo está en problemas fiscales, extreme precauciones (por ejemplo, no usar sus comprobantes para deducir, o incluso reconsiderar la relación comercial). Mantener un padrón de proveedores confiable es parte de llevar una contabilidad sana.

Monitorear el Buzón Tributario y atender requerimientos de inmediato

Dado que el SAT se comunica electrónicamente, es imprescindible revisar frecuentemente el Buzón Tributario y el correo registrado, para no pasar por alto ninguna notificación de vigilancia profunda u otra comunicación importante. Si llega una Carta Invitación o un requerimiento, responder dentro del plazo indicado es crítico. Ignorar una notificación no la hace desaparecer, al contrario, agrava la situación – puede resultar en sanciones automáticas como la restricción de sellos digitales​. Por ello, ante el menor aviso del SAT, lo aconsejable es que el contribuyente, junto con su contador, analice la discrepancia señalada y prepare la aclaración con documentación de soporte. Cumplir voluntariamente evita consecuencias mayores y demuestra buena fe ante la autoridad.

Te puede interesar: Consecuencias de no contar con un buzón tributario activo

Asesorarse y capacitarse en materia fiscal constantemente

Finalmente, tanto las empresas como los despachos contables deben mantenerse actualizados en cuanto a la normativa fiscal y las mejores prácticas. El SAT modifica reglas (por ejemplo, cambios en la factura 4.0, nuevos complementos, etc.) con frecuencia; estar al día es la única forma de asegurar el cumplimiento. Invertir en la capacitación del personal contable es clave para minimizar errores u omisiones. Asimismo, contar con el apoyo de asesores fiscales externos puede brindar una mirada fresca y especializada sobre la contabilidad de la empresa​. Un experto fiscal puede, por ejemplo, revisar periódicamente las operaciones de la empresa en busca de riesgos, asesorar en cómo documentar apropiadamente ciertas transacciones o cómo aplicar correctamente alguna deducción, etc. Esta asesoría preventiva es preferible (y mucho menos costosa) que enfrentar sanciones por errores evitables.

¡Consulta Siempre Al Día para conocer más estrategias para evitar riesgos fiscales y estar al día con el SAT!

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