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ToggleEl crédito mercantil es un financiamiento que se convierte en un recurso esencial para que las empresas puedan acceder al capital necesario para impulsar su crecimiento y expansión. En momentos clave, una inyección de fondos puede marcar la diferencia entre el éxito y el estancamiento de una organización.
Este tipo de financiamiento es ideal para proyectos de inversión, expansión operativa o para mejorar el flujo de efectivo en situaciones específicas. A través de esta modalidad, las empresas pueden acceder a préstamos o líneas de crédito proporcionadas por instituciones financieras, siempre que cumplan con ciertos criterios. Es una opción que permite enfrentar desafíos de crecimiento sin poner en riesgo los activos propios, o bien, complementarlos cuando no son suficientes.
Utilizado de manera inteligente, el crédito mercantil puede ser una herramienta poderosa para el éxito empresarial. Sin embargo, si no se gestiona adecuadamente, puede convertirse en un riesgo que afecte negativamente a la empresa. Por eso, es crucial entender bien qué es, cómo funciona y cuándo conviene utilizarlo. En este artículo, te explicamos en detalle qué es el crédito mercantil y te ofrecemos una guía para solicitarlo en México.
¿Qué es un crédito mercantil?
El crédito mercantil es un instrumento financiero diseñado para satisfacer las necesidades comerciales de las empresas. Su principal objetivo es proporcionar fondos que pueden ser utilizados para invertir en el negocio, generalmente ofrecidos por bancos o instituciones financieras especializadas.
A diferencia de los créditos personales, donde el beneficiario tiene libertad en el uso del dinero, el crédito mercantil está condicionado a ser utilizado exclusivamente como capital de trabajo. Esto implica que los recursos deben destinarse a actividades relacionadas directamente con la operación de la empresa, como el pago a proveedores, la gestión de gastos, o la adquisición de maquinaria y activos. Además, puede aplicarse a la compra de activos intangibles, como derechos o licencias que generen beneficios futuros.
Este tipo de financiamiento opera bajo términos estrictos y requiere que se cumplan diversas obligaciones legales por ambas partes. Antes de concederlo, la entidad financiera evalúa factores como la solvencia de la empresa, su historial financiero y los planes de inversión, para asegurarse de que el dinero será devuelto con los intereses correspondientes.
Asimismo, se establece un contrato que detalla las condiciones de entrega y recuperación del crédito, garantizando que los recursos se utilicen de manera adecuada dentro del marco empresarial.
Tipos de créditos mercantiles
En México, las empresas tienen acceso a varios productos financieros que se adaptan a sus necesidades operativas y de inversión. Entre ellos, el crédito simple establece un monto fijo y un plazo para su devolución, mientras que el crédito para capital de trabajo se enfoca en cubrir gastos operacionales como el pago de nóminas o la compra de insumos. Otra opción es el crédito revolvente, que permite a la empresa retirar los fondos necesarios dentro de un límite preestablecido, comprometiéndose a pagar solo lo que haya utilizado.
Además, el leasing o arrendamiento financiero es una opción atractiva para el uso de activos, con la posibilidad de comprarlos, devolverlos o continuar el arrendamiento al finalizar el contrato, ideal para proyectos piloto o la exploración de nuevos mercados.
Por otro lado, el factoraje es una alternativa para obtener liquidez sin generar deuda, ya que implica vender cuentas por cobrar a un tercero a cambio de una porción del dinero involucrado, lo que permite a la empresa mejorar su flujo de caja sin asumir compromisos financieros adicionales.
¿Qué hacer para obtener un crédito mercantil?
El primer paso clave es analizar si realmente se necesita financiamiento. Esto implica revisar a fondo el estado de la empresa, optimizando procesos y evaluando los gastos operativos, así como la situación del flujo de efectivo. Además, es esencial tener clara la finalidad específica para la cual se destinarán los recursos solicitados, asegurando que el endeudamiento esté justificado.
La siguiente etapa consiste en comparar las distintas opciones de financiamiento disponibles. Es importante elegir la alternativa que mejor se ajuste en términos de monto, plazos, tasas de interés y condiciones generales. También se debe verificar la confiabilidad de las instituciones financieras, asegurándose de trabajar con entidades reguladas y legítimas. Con la documentación de la empresa en orden (como estados financieros, solvencia fiscal y permisos), se puede proceder a la solicitud formal del crédito.
Una vez presentada la solicitud, la entidad financiera evaluará la viabilidad del crédito considerando factores como el historial crediticio, las garantías ofrecidas y la capacidad de pago. Si la solicitud es aprobada, los fondos se entregan bajo los términos acordados, y la empresa debe gestionar adecuadamente esos recursos para garantizar un uso eficiente y responsable.
Tratamiento contable de un crédito mercantil
El registro de un crédito mercantil depende en gran medida del tipo de empresa y el instrumento contratado; sin embargo, se analizará desde la perspectiva de una persona moral del régimen general de ley.
Cuando se recibe un préstamo, se debe registrar el importe en el banco correspondiente. El asiento contable para este caso es colocar un cargo en la cuenta de “Bancos” por el monto recibido y acreditar la cuenta de “Préstamos a largo plazo”, si el préstamo es mayor a un año, o “Préstamos a corto plazo” si es menor a un año.
Para registrar el pago de intereses, se debe hacer un cargo a la cuenta de “Gastos financieros” por el importe de los intereses devengados. El abono se realiza en la cuenta de “Intereses de deudas a corto plazo” o en “Intereses de deudas a largo plazo”, dependiendo de la duración del préstamo.
Finalmente, la amortización del préstamo, que debe registrarse al menos una vez al cierre del ejercicio, se contabiliza cargando a la cuenta de “Préstamos a largo plazo” o “Préstamos a corto plazo” por el monto amortizado, y acreditando la cuenta de “Bancos” por el importe del pago realizado.
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Deducción de los intereses
Dentro de las deducciones permitidas para los contribuyentes bajo el régimen general de la Ley del Impuesto sobre la Renta (LISR), se encuentra la contemplada en el artículo 25, fracción VII, que autoriza la deducción de los intereses devengados durante el ejercicio fiscal, siempre que sean esenciales para el desarrollo del negocio.
Esta deducción se aplica a los intereses de préstamos que hayan sido invertidos en la actividad económica o en los objetivos del negocio, siempre que estén debidamente registrados en la contabilidad y que los pagos cumplan con los requisitos legales estipulados.
La Norma de Información Financiera (NIF) A-2, en sus párrafos 27 y 38, establece que las transacciones se consideran devengadas en el momento en que ocurren, mientras que se consideran realizadas cuando se efectúa el pago.
Esto significa que los efectos económicos de las transacciones y eventos deben registrarse contablemente en el momento en que suceden, independientemente de cuándo se efectúe el pago.
En el ámbito fiscal, esto implica que los contribuyentes pueden deducir los intereses devengados, siempre y cuando se haya producido el devengo.
Cabe mencionar que se deben cumplir otros requisitos, como demostrar que el gasto es estrictamente necesario, que está registrado correctamente en la contabilidad del contribuyente, y que se dispone de un documento que acredite el adeudo y la tasa de interés pactada.
Este documento proporciona seguridad jurídica sobre la legitimidad de la operación, la cual debe ser respaldada por los papeles de trabajo que documenten las transacciones realizadas.
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